Apuesta por la ética y la creatividad como un derecho fundamental y una estrategia frente al efecto de red y las imágenes corporativas.

introducción
Al ver los primeros comentarios en meneame
al interesante artículo de Fernando Acero al estilo de “estos políticos comprados …” he pensado en escribir estas líneas sobre la ética y la creatividad. Por que creo que hay que tener en cuenta otras factores en esas decisiones.
Por ejemplo, tras X años de buenos tratos con un tal mengano, de pasar muchas veces
situaciones estresantes y de ver que haga equilibrios raros para arreglar las
situaciones difíciles, se gana tu confianza. Hay que imaginarnos eso a escala
mundial y en un entorno político y de negocios donde lo fácil es confiarse,
meter la pata o ver como al de al lado lo acusan de algo que no imaginarías de
él un par de días antes.
Ahora viene otro tío, pongamos uno pesadito como yo, que dice que hay cosas
que no piensa hacer, ni por ti ni por nadie. Cosas que el otro ni preguntaba. Y este otro tío te
insulta diciendo que haces “malversación de fondos” al pagar a tus
trabajadores las herramientas que ellos por inercia y por efecto de red no
quieren dejar de usar. Osea alguien que es riguroso contigo y que, con palabras
como ética, parece que te quiere forzar a hacer algo que tus subalternos
descaradamente rechazan.
Cuesta escucharle, cuesta confiar en él, o simplemente convivir, sobretodo
si se mete en temas de derechos de autor que desde arriba y aliados tienen como
prioridad imponer, y lo hace con insultos muy desagradables.
Esos políticos tienen muchas dificultades en escucharnos. Es natural. Si
todavía entre nosotros escuchamos frases de la era analógica que no vamos a
esperar de gente que puede que no les atraigan especialmente los ordenadores y
que nos pueden superar nuestra edad en 20 años.
Nuestra confianza
Vale, ¿y entonces qué hacemos? no nos podemos callar porque si no decimos
nada, los intereses de otros serán los que hablen.
Personalmente, creo que he hecho mal en meterme tan duramente con ellos. Sí
yo también lo he hecho. Eran situaciones claramente injustas y clame y reclame
todo lo que pude. Pero ahora pienso que quizás nos podría interesar otro
estilo, otra forma de responder. Las grandes corporaciones y su potente efecto
de red no se pueden confrontar con solamente mal rollo, denuncias y protestas.
No son tan atractivas para el gran público.
Como respuesta a situaciones como la de teoría de juegos donde puedes
devolver bien por bien o bien por mal, se aconseja primero un acto de confianza
dando un bien y luego responder con lo mismo que recibes. Pues bien, yo creo
que así todos tuertos como diría Gandi. Creo que es mejor seguir ese juego
pero de vez en cuando dar un bien de más, marcando las intenciones y limitar
las malas respuestas. En la guerra no vale todo.
Así, de vez en cuando quizás sea bueno ser comprensivos o esperar a ver
qué pasa para protestar después, sobretodo si hay información
contradictoria. Microsoft puede estar intentando provocarnos contra el gobierno
a propósito para que el gobierno se distancie de los valores que defendemos por
el mal rollo que mostramos. Ha hecho cosas peores y en el fondo a un político
se le suele juzgar siempre demasiado pronto.
La imagen
Creo que debemos dar mejor imagen a nuestro mensaje, y podemos porque en el
fondo defendemos valores atractivos y hemos aportado muchas horas de esfuerzo.
Aquí propongo que marquemos más en nuestra imagen el hecho de que defendemos
el derecho a la creatividad y la ética. O lo que es lo mismo, la imagen de que
queremos que nos dejen ser creativos y éticos, y altruistas si nos apeteciere.

No es problema nuestro si una empresa no puede competir contra muchísimas
personas regalando el fruto de su trabajo para construir infraestructura
informática o científica. La wikipedia perdurará le guste o no a la
enciclopedia británica y el software libre lo mismo, le guste o no a los que
no quieran dar esos derechos a sus usuarios.
No puede ser que nos quieran quitar en el futuro el derecho a dar a nuestros
usuarios el derecho a ver nuestro código, aprender y participar. Tenemos
derecho a portarnos bien con ellos. Y eso por algunas razones se convierte en
menos poder para algunos y menos riquezas para otros, pero al mismo tiempo un
gran bien para todos además de que el trabajo colaborativo acelera la innovación.
La batalla del efecto de red
Puede que nos lo intenten impedir luchando contra la solidaridad que demos
para no perder cuota de mercado o poder. Eso no es nuevo, es hasta natural en
ellos que lo intenten. Lo nuevo en esta época es su poderoso efecto de red
que, en un mercado libre es muy eficaz. Pueden trabajar mucho su imagen,
sobretodo si pueden derivar grandísimas cantidades de sus impuestos a
fundaciones para producir todo tipo de brillos. Pueden influenciar las modas y
los gustos a base de invertir en imagen.
Con esta confrontación, quizás no haya mejor defensor de la libertad que quien
ha sido esclavo pero, creo que no tenemos todo cuesta arriba. En lo profundo,
nuestros sentimientos hacia el poder comportarnos de forma ética y
creativa son muy positivos, está en nuestros
genes. Deseamos poder ser como creemos que deberíamos ser sin imposiciones ni
impedimentos y estar orgullosos por ello y por nuestra creatividad. Es natural
en la humanidad.
En este contexto creo firmemente en el glamour de que queramos defender el poder ser
éticos y el poder ser creativos como siempre lo fue el poder ser generosos o
el poder aprender y enseñar.

Defendemos esos valores. Y mientras podemos defender que no deberían
obligar a la gente a comprar un windows o a comérselo con patatas aunque no lo
vaya a utilizar, y defender que no deberían gastar nuestro dinero de nuestros
impuestos en pagar por algo innecesario, injustificable, y claramente no
ético.
Tenemos el derecho a ser éticos y creativos. Es un derecho fundamental.
Y atractivo. ¿O
no?

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