Las licencias aplicadas a obras de propiedad pública deben ser libres


Primero os quiero recomendar un interesante artículo Fernando Acero en Kriptopolis que denuncia la falta de cumplimiento de la ley de los museos españoles imponiendo licencias restrictivas en vez de las libres.

Después extiendo la idea al uso de licencias libres a toda obra con participación económica estatal y las implicaciones en los liderazgos, las autoridades y la cultura pública.

El artículo de Kriptópolis
Una vez más, Fernando Acero publica en Kriptópolis un artículo de la calidad a que nos tiene acostumbrados. Gracias Fernando. 🙂
Con el artículo Cuando las leyes no se cumplen, los ciudadanos pierden (y mucho) deja claro basándose en la ley, y con alguna referencia extra a la mismísima constitución española, que los museos estatales, no pueden poner esas licencias restrictivas de los derechos. No pueden restringir los derechos del pueblo, que es quien les dota de fondos y a quien sirven.
Este artículo se convierte en una de mis referencias clave para este tema y supongo que os puede ser útil a vosotros también.
Sobre las licencias libre para obras en poder del estado creo que es bastante preciso pero, si pudiese hablar de lo que debería ser en vez de lo que es en la realidad, creo que se debería darse un paso más. Dejadme que lo explique en estas notas:
Ideas sobre los contenidos públicos
Qué es una obra pública
En mi opinión, una obra pública es aquella que haya sido financiada por el estado y por extensión toda aquella obra que haya recibido dinero del estado. Lo público es público y los privado es privado y regalar dinero público a manos privadas es corrupción.
No solo los productos pagados al 100% por el estado deben ser libres. Incluso los productos pagados en parte por el estado deben ser libres. Si un libro es publicado con ayuda publica, debe tener derechos libres. Si una obra cualquiera tiene un % de subvención, debe tener derechos libres. Nota a parte: Si un banco es financiado en un % por el estado, debe pasar a ser propiedad del estado en ese %. Si no, alguien se enriquece a expensas del resto.
Convertir dinero de todos en dinero de una persona particular o empresa es usar fondos públicos para el beneficio particular y, no por ser lo común, es aceptable.
Sangrando la riqueza del estado
Ya sé que está de moda, que es lo común, que incluso siempre lo ha sido. Del dinero público siempre hay una parte para cuatro amigotes en sus empresas, cuatro familiares en las suyas, y cuatro más en las fundaciones donde meter el dinero que no pagará ni impuestos. Incluso para cuatro amigotes más de entidades que defienden los propios valores y proyectos; para que buena parte de ese dinero vuelva en forma de donaciones a intereses más cercanos.

Sí, hay excepciones, especialmente cuando la empresa que se lleva la el dinero es muy poderosa, o incluso un maldito monopolio, pero no es siempre como aparenta una búsqueda de eficiencia. Demasiadas veces es simplemente que no encuentran forma de evitarlo, incluso viéndose obligados a saltarse la ley para satisfacerlas.
No renuncio a denunciar que eso es inmoral, que es corrupto, fuera de toda ética, que son inaceptables en la democracia que queremos, esos juegos tan frecuentes con el dinero público. Que no es aceptable en una democracia que realmente sirva al pueblo; en vez de una que esté para que una casta se haga rica y juegue a liderazgos de ideas que siguen enfrentadas y ancladas a lealtades antiguas como a grilletes mentales.
Liderazgos y grilletes públicos
Las ideas de quienes gobiernan son en cierta forma integristas porque son incapaces de enriquecerse de los demás puntos de vista por del hecho simple de su liderazgo se deriva la posición social de quienes lo sustentan. Son liderazgos que ven en las nuevas ideas desunión, deslealtad y al mismísimo mal. Y esas reacciones son comunes, no por las ideas o valores u opiniones sean ni mínimamente diferentes, sino porque el en fondo se trata de personas, de voluntades y de emociones del poder, de la propiedad y del renombre; y porque se entiende que la nueva idea es pretensión de arrebatar el liderazgo.
Así, son ideas de otras épocas de la humanidad que, por su raíz anclada en los diferentes liderazgos de esas castas, no pueden dar brotes nuevos pues, cuando lo hacen, son tristemente ahogados. Esos brotes mueren por no ser leales(iguales) a cualquiera de las que sustenta los poquísimos clanes(liderazgos) de la casta. A eso, a ahogar las novedades por miedo a perder liderazgo yo le llamo una forma más de integrismo.
Tenemos pues liderazgos que no aceptan nuevas ideas y sensibilidades fácilmente sino que se enfrentan a ellas mientras no puedan mostrarse como sus impulsores, que en ese caso toda idea nueva es buena y refrescante. Fijaros en muchos de los líderes políticos que pretenden apoyar al software libre o de las instituciones públicas que ellos construyen para liderar usando la gestión de recursos públicos que si tienen. Olvidando luego los líderes naturales existentes, que son muchos, puede que varios por proyecto en miles de proyectos.
Fijaros en el film de Al Gore y como sorprendentemente ni nombra a los ecologistas alemanes que lideraron en Europa esa sensibilidad, y aparenta casi ser él y algún amigo suyo, los únicos en el mundo luchando por esa sensibilidad y con autoridad en ese tema. Falsedad manifiesta a la que han dado un Nobel. Esa es la forma de los liderazgos del pasado, egocentristas, autoritarios, marginadores de otros liderazgos o simplemente de “el otro punto de vista”. Recordad a Gandy como decía que primero les ignoraban, luego se reían de ellos, y finalmente les atacaban. Así han actuado hasta hoy ese formato de líder (o autor) tan actual.
No se ha buscado una transparencia máxima para transmitir las ideas y mejorarlas con las aportaciones de todo el que quisiese enriquecerlas. Se ha buscado liderarlas, controlarlas, y si hace falta volverlas tóxicas unas ideas contra otras o sus comunidades o incluso anularlas si dañaban la percepción de la autoridad o de quién tenía la autoridad. Porque es la autoridad la escusa para el poder y a todo poder le es natural el querer aumentar o llegar a ser el único.
La cultura es pública
Fuera de ese juego de poderes; las ideas, la ciencia, el arte, los valores, deben ser libres para mezclarse, influenciarse, inspirarse y crear nuevos conocimientos y obras. Sino estamos encorsetando, frenando la cultura, con un lastre que enriquece a unos pocos a costa de empobrecernos a todos.
Un autor debe poder ganar dinero, pero los derechos sobre su obra no deben impedir el acceso a la cultura por cualquier persona. Me dejo inspirar por este artículo de Miriam Ruiz. Si es cultura todos tenemos derechos inalienables a que no nos marginen ni en su acceso ni en la participación en su enriquecimiento. Esto se deriva del artículo 27 de la declaración de los derechos humanos.
Eso es lo que pienso pero, mientras no vayamos hacia eso, mientras estamos dirigiéndonos en sentido contrario para obedecer al embajador americano de turno, al menos hay un bastión que debe fortalecerse a toda costa. La clave de todo: Lo público. Si una obra es financiada por dinero público, es un bien público y pertenece a todos.
El dinero público es para obras públicas no para amigotes, ni para generar fundaciones o otras formas de derivar millones a apoyos a ideas o empresas o particulares. Y una obra pública es pública. RES PUBLICA NON DOMINATEUR [lo público no tiene dueño], ni debe tenerlo.
Una obra pública es pública. Otra cosa, perdida de derechos del pueblo en favor de alguien.

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