Sí, es libre, de libertad, cariño


En el artículo
anterior
(1) intentaba dar una respuesta contundente a un artículo
muy crítico contra Richard Stallman, y al mismo tiempo exponer
una realidad muchas veces olvidada: el software libre es una cuestión
ética. Me parecía que explicando este hecho, y la
lógica subyacente, era más que suficiente para dejar
claro la postura de Richard Stallman(2),
la Free Software Foundation(3) y de
toda la gente que estamos convencidos de que la ética de
libertad es la correcta. Lo curioso es que el artículo ha
generado más debate en nuestra propia comunidad de lo que
esperaba, a veces con demasiada crispación. Así que
intentaré una segunda vez, esta vez de forma cariñosa
🙂

Por otro lado, si nos fijamos en la
definición de las cuatro
reglas del software libre
(4), veremos que todas están
definidas desde una postura ética de “libertad”.
En ningún caso la definición habla de bondades técnicas
[*] de uno sobre el otro, o de las ventajas económicas [*],
sino de:

  • libertad individual (libertad
    0),

  • libertad a mejorar y progresar
    (libertad 1),

  • libertad para ayudar al prójimo
    (libertad 2) y

  • libertad para cooperar en
    comunidad (libertad 3).

[*] Aunque luego mucha gente, yo
entre ellos, estamos convencidos que hay ventajas técnicas y
económicas importantes intrínsecas en el modelo.
Aquellos que sólo se preocupan de estas supuestas ventajas
técnicas y económicas han creado en 1998 otro
movimiento separado: el “código abierto” u “open
source”. Este movimiento comparte las metodologías
de desarrollo del software libre, pero no comparte lo esencial: la
importancia de la ética.
Además, la definición
de software libre tiene una componente racional importante. A
principios de los años 80 no había ningún
sistema moderno de la época que pudiese ser usado, estudiado y
modificado por la comunidad de usuarios y desarrolladores, tal como
había sido la costumbre. Repentinamente la industria había
cambiado, y esa nueva industria estaba basada en la relación
desigual con los usuarios. El software pasó a ser considerado
casi como un “producto físico”comercializable,
pero sólo en ciertos sentidos, porque sus productores imponen
mayores restricciones (prestar un libro es legal, todavía,
pero prestar un programa a un amigo viola los términos de las
licencias). Las restricciones impuestas al software para que pueda
ser comercializado son tan artificiales que tuvieron que sustentarlas
mediante leyes tan restrictivas que si nos atenemos a las de
“propiedad intelectual” y “patentes” casi el
100% de los usuarios de ordenadores personales está cometiendo
un delito, a menos que use exclusivamente software libre. Esto jamás
había pasado en la historia de la informática, y desde
un punto de vista filosófico es incorrecto, irracional y
destruye lo que consideramos fundamental de una sociedad civilizada:
la cooperación y solidaridad.
La ética de la igualdad
Aunque el tema de la esclavitud y la
relación amo-esclavo ya ha sido discutida con no demasiado
éxito, analicemos otra postura ética similar, la de la
“igualdad de sexos”(5).
Hasta hace relativamente pocos años (y todavía en
muchos países) la mujer estaba considerada inferior al hombre.
Tal es así que en el siglo pasado ni siquiera
tenían derecho al voto
(6), o a gestionar sus propios bienes,
o elegir con quien casarse. La moral y leyes contemporáneas lo
aceptaban (de hecho permitían y regulaban esa desigualdad),
salvo para unos pocas personas que se plantearon el tema éticamente
fundaron movimientos en pro de la igualdad de sexos. Sus luchas
fueron éticas, y a favor de la libertad de las mujeres.
Seguramente en los años más duros muchos periodistas,
pensadores e intelectuales defendían un discurso de la
“libertad” de las mujeres a seguir siendo sometidas, o
desiguales en el mejor de los casos. Posiblemente defendían el
status-quo afirmando que la desigualdad era legal y moral, y que
obligar a que todas las mujeres cambiasen su papel en la sociedad era
ir contra la libertad de las mujeres a elegir su propio destino… De
hecho algunos psicólogos y anti-sufragistas asociaron
el feminismo con las enfermedades mentales
(7). ¿No creéis
que algunos periodistas escribían igual que Chinchetru
defendiendo la libertad de las mujeres a continuar en el mismo estado
de desigualdad?

¿Que contestaríais ante
una pregunta similar? ¿Que sí? ¿Que respetáis
la libertad de las mujeres a elegir ser sometidas? No se puede,
porque es imposible defender principios contrarios a los que se ha
llegado racionalmente sin caer en contradicciones.

¿Cuál es la verdadera
libertad? ¿Elegir cómo ser sometido o no ser sometido
en ningún caso?
La libertad no es elegir quién
será
el que te diga cómo usar tu ordenador, sino no
tener nadie que te dirija
. Pero no se puede pedir a la gente que
haga un esfuerzo tan grande, hay que ser realistas. Para convencerlas
hay que ofrecerles una alternativa viable y no demasiada incómoda,
es exactamente lo que ha hecho el proyecto GNU y la Free Software
Foundation, trabajar durante muchos años para darle al
usuario una alternativa libre. Finalmente podremos decir que la
tenemos para la gran mayoría de usuarios, pueden conseguir la
libertad total casi sin esfuerzo.
¿Elegir?
Pero seguramente muchos volverán
a preguntar: “Vale, vale, ¿pero quieres decir que el
software libre no nos otorgan la libertad de usar Windows?”

La pregunta tiene muchas respuestas,
algunas muy bestias como tampoco tienes la “libertad” de
matar a nadie, ni hacer daño a los animales, ni fumar en
lugares públicos, ni tener sexo en medio de la calle, ni
maltratar a tu mujer, ni pagar salarios más bajos a las
mujeres, o a tus hijos, ni mear en la calle… y aún así
no acusas a tu legisladores de “comunistas que odian la
libertad”.
Yo preguntaría a la misma
persona “¿por qué estás tan preocupado de
seguir usando Windows o Photoshop teniendo no sólo
alternativas más baratas, sino libres y variadas?”.

Las respuestas serán
seguramente las típicas que escuchamos de los portavoces de
empresas de esta industria: “que así hay innovación,
que la comodidad del usuario, que la propiedad intelectual, que la
libertad de mercado, que es la forma de producir más software
[*], etc. etc. etc”. Es decir, no tendrán argumentos
propios razonables, ni siquiera técnicos, sino que en su gran
mayoría estarán en realidad defendiendo el derecho de
esas empresas, no la libertad de los usuarios. ¿Que el GIMP no
tiene Pantone? Porque el Pantone es un estándar propietario,
de una empresa, que gana mucho dinero con él porque hay leyes
que protegen ese monopolio, en ningún caso porque sea
fundamental para pintar y decorar hogares. ¿Que el Firefox
tiene problemas con algunos HTMLs del banco? No es que sea un
problema del software libre o los estándares que no sirven
para comercio electrónico, sino que hay empresas que hacen
páginas web que sólo funcionan en el navegador de otra
empresa.
[*] En realidad creo que este es el
único argumento válido, pero además de haber
otras motivaciones(8)
y salidas
laborales
(9), no existe un interés social de tener más
software “porque sí”.
Entonces, cuando la gente reclama la
“libertad” de seguir usando Windows, ¿reclaman
realmente su libertad (de seguir siendo sometidos cuando usan el
ordenador)? ¿O en realidad debería entenderse que
“deberíamos seguir apoyando y protegiendo a la industria
del software privativo”? ¿Por qué deberíamos
hacerlo? No discutiremos ahora esta línea de razonamiento,
porque una discusión de impacto económico, no de
“libertades”. En todo caso la desaparición de la
esclavitud impactó severamente economías completas
basados en esos puestos de trabajo extremadamente baratos para los
terratenientes. Lo mismo ha pasado con los salarios ridículos
de las mujeres durante la revolución industrial. Pero lo
anterior no ha impedido que sigamos redefiniendo y ampliando las
libertades, aunque nos obliguen a un esfuerzo inicial (cómo
que ya no se puedan tener “chachas” las 24 horas).
La libertad y la comunidad
Toda sociedad civilizada, todo grupo
humano, busca el balance entre las libertades individuales con el
bien general. ¿Cómo es que se aceptan esas teóricas
“pérdidas de libertad”? La ética tiene
mucho que ver, porque es la que se plantea los grandes interrogantes:
“¿qué es bueno para los individuos y la
sociedad?”. En la mayoría de los casos es la ética
(y muchas veces la ciencia) la que termina configurando la moral y
las leyes, como ha pasado en el caso del fin de la esclavitud, la
igualdad de sexos, la seguridad laboral, la protección de los
animales, el medio ambiente, el reciclaje, etc. En realidad lo que al
principio parecían molestias a las costumbres terminan no sólo
ofreciendo ventajas “éticas”, sino también
económicas. La antigua todopoderosa industria del tabaco está
en una crisis cada vez peor, pero la de los productos “verdes”
han generado toda una nueva industria en crecimiento constante desde
hace años. Mientras la industria norteamericana de coches
grandes, pesados y nada económicos están en decadencia
desde hace más de dos décadas, la de los coches
asiáticos (y europeos) pequeños, ahorradores y casi
reciclables no paran de crecer.
Hablando de coches, junto con las
carreteras públicas es lo que nos han permitido en gran medida
la “libertad de circulación” que disfrutamos. Sólo
un ejemplo más de que las libertades son una creación
humana, la inmensa mayoría creadas, difundidas o defendidas
por personas como Stallman(10) o
Alice
Paul
(11).

Para acabar y hay que repetir lo
importante, el movimiento del software libre no obliga a nadie, en
todo caso intenta convencer de las ventajas individuales y sociales
de un modelo ético. Pero no sólo intentamos convencer a
los usuarios de ordenadores que inicien un camino desconocido, sino
que les ofrecemos los programas, la documentación y las
herramientas que nuestra comunidad ha desarrollado durante los
últimos
20 años
(12). Se puede creer o no en nuestra ética, pero
no pueden exigirnos que digamos que el uso de software privativo es
equivalente al uso de software libre so pena de acusarnos de enemigos
de la libertad.

Creo además que es importante
que la gente que formamos parte de la comunidad del software libre no
olvidemos las razones por las que existimos, ni por qué
llegamos hasta aquí(12).
Si hubiese sido lo mismo desarrollar y usar software privativo que el
libre ni siquiera hablaríamos de “free
as in freedom”
(13) sin contradecirnos: los
usuarios no podrán ser totalmente libres mientras usen
programas no libres
(12).
Así que sí, cariño,
hablamos de libertad (y la gente que valora la libertad es su mejor
defensa).
Postdata: Habrá gente
que no me entienda, o peor, que me malentienda. En todo caso es culpa
de mis propias limitaciones y no las del lector, así que a
diferencia de artículos anteriores, no contestaré a los
comentarios ya que sólo genera más crispación y
estrés (al menos a mí, a
pesar que ya lo preveia
(14) :-). En todo caso haré un esfuerzo
para mejorar la explicación en futuros artículos.
Comentarios en la siguiente página.

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